Las omisiones de muchos obispos.

5/11/07


Desde hace mucho tiempo he llegado a la conclusión de que la mejor pastoral vocacional que puede llevar a cabo un obispo en su diócesis es cuidar, con celo, la integridad de sus sacerdotes. Como se dice popularmente, vale más una imagen que mil palabras, por lo tanto, el sacerdote que vive su sacerdocio ministerial en comunión plena con la Iglesia y conforme a Ella será un signo en medio de la sociedad que a más de un joven le podrá hacer cuestionarse una posible vocación a la vida sacerdotal o religiosa e iniciar el discernimiento oportuno. Por desgracia, abundan muchos ministros de la Iglesia que tanto por lo que dicen como por lo que hacen son causa de escándalo, de confusión, de perplejidad etc. Quizás lo más hiriente no es la existencia de estos sacerdotes que, por ejemplo, no se ciñen a la liturgia católica, que se manifiestan contrarios a muchos aspectos de la doctrina de la Iglesia o han protagonizado escándalos de distinta naturaleza, lo más hiriente es la pasividad de muchos obispos que prefieren mirar hacia otro lado, ser condescendiente y no aplicar las medidas que el derecho canónico establece. Muchas veces se actúa cuando hay presión mediática o cuando ya la "la bola de nieve" es demasiado grande e imparable. Ante estas situaciones los fieles nos encontramos inmersos en un sentimiento de indefensión y de impunidad. Se nos prueba demasiado en la virtud de la paciencia.

Los obispos, que deben gobernar en caridad la porción del pueblo de Dios que se les encomienda, debieran cuidar mucho ese aspecto de el ministerio episcopal que es el ejercicio de la autoridad cuando sea preciso.

Ojalá los fieles laicos seamos tenidos en cuenta y se acabe esa especie de frecuente corporativismo en el clero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No siempre,hay de todo; aunque a veces sucede lo que comentas en tu post.
Por desgracía para todos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
lojeda dijo...

Suele pasar lo que comentas, pero por suerte son los menos.
Lo único que nos queda a los cristianos es rezar por estos pastores cobardes, que sólo miran por su bienestar y no por el bien general de toda la Iglesia.
Dios los haga reflexionar y volver al camino verdadero de la denuncia sin miedo.
Saludos

Anónimo dijo...

hola, no te animas a renovar tu blog?
Un saludo.