Cuidar la Liturgia

18/9/08




Decía recientemente el Papa lo siguiente :

"la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita. Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra. Que nuestras celebraciones, sin embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir".

Ojalá todos, clero y laicos, llevemos a la práctica estas palabras de Benedicto XVI de procurar que el culto que damos a Dios haga presentir el que se le da en la Jerusalén del Cielo.

Enraizar el corazón en Cristo

15/9/08


Si en otro tiempo la sociedad pagana fue progresivamente cristianizada por la Iglesia, hoy la Iglesia esta quedando descristianizada en muchos de sus miembros por una sociedad pagana y paganizante. La razón de esta secularización interna de la Iglesia está, en mi modesta opinión, en una muy deficiente vida de oración y contemplación y en una formación doctrinal impregnada de ambigüedades y de cierto relativismo. Las misma causas de este problema invertidas son las soluciones a él, es decir, revisemos nuestra vida de oración y revisemos también nuestra formación que, como digo, a veces dista mucho de la verdadera doctrina de la Iglesia. En definitiva debemos enraizar nuestra fe en Cristo. En Él es en quien debe estar centrada la vida de la Iglesia y de todos sus miembros.

La Santa Misa

4/9/08



Monseñor Nicola Bux, de Bari, consultor en la Congregación para la Doctrina de la Fe y experto en liturgia.

Monseñor Bux, ¿cuál es su idea de la Liturgia?
Le confieso que la pregunta no me convence. La Liturgia no debe gustarme a mí, a Fulano o a Mengano… La liturgia es un Oficio Divino que responde a las leyes de la Iglesia y de la cual nadie puede apoderarse.

¿Qué representa la Santa Misa?
Sería fácil decir “don y misterio”. Pero no basta. La Misa es también búsqueda de un diálogo íntimo con Dios. Con el fin de glorificarlo. Por eso, el celebrante debe acercarse a la Eucaristía con humildad, debidamente preparado y con el espíritu adecuado. El ministro debe evitar las invenciones, las extravagancias, los cambios no autorizados en las oraciones… En fin, no debe inventar nada, todo está ya escrito.

Muchas veces se escucha decir “voy a la Misa de las diez de la mañana porque el sacerdote habla bien”…
Comprendo que cada uno pueda tener sus simpatías. Es natural. Pero el centro de la acción litúrgica es el Sacrificio de Cristo. Por lo tanto, el rol del ministro es secundario. En resumen, el celebrante sirve como un instrumento de mediación, es mediador entre los fieles y Dios. Por eso no debe buscar una actuación como protagonista con actitudes teatrales. Si así lo hiciera, desvalorizaría la sobriedad de la Misa…

¿Existen los abusos litúrgicos?
Ciertamente. Por ejemplo, los aplausos durante la Misa, ciertas canciones empalagosas y así sucesivamente… Pero lo que principalmente importa es entender por qué suceden los abusos…

Las causas…
Exactamente. Haciendo mío un dicho no precisamente curial diría que todos quieren ser generales pero no tenemos simples soldados… En la práctica, después del Vaticano II pero no por culpa del Concilio sino de malos intérpretes, se ha pensado que todo era lícito y permitido. Que la bella y sana liturgia católica había sido abolida. Y no era así. El Vaticano II, también en clave litúrgica y no sólo teológica, debe ser leído en continuidad con el Magisterio de la Iglesia.

¿Le gusta el Rito Tridentino?
Yo no lo defino así, sino Romano Antiguo. En todo caso, sería más correcto, si queremos, llamarlo de San Gregorio. San Pío V, cuyos méritos no deben ser ignorados, en realidad no inventó nada sin que reorganizó el existente, creando un bello Misal.

¿Usted prefiere el Rito antiguo o el nuevo?
Ambos, siempre y cuando sean celebrados dignamente. También el Misal de Pablo VI es bello, rico, agradable. Son los disparates los que lo distorsionan… Lo repito: lo que importa es el espíritu del celebrante y la necesidad de recuperar rápidamente el decoro del ars celebrandi.


Extraído del blog "La buhardilla de Jerónimo"