Reza siempre

28/10/08

Quizás la oración sea la mejor obra de Caridad que un cristiano pueda realizar. Cuando uno reza toma consciencia de que está en presencia de Dios y es precisamente ese estar y ese relacionarnos con Dios a lo que llamamos oración. Orar es el medio para conocer a Dios y de ese conocimiento depende nuestra felicidad. Cuando en la actualidad todo se mide desde la utilidad de nuestras acciones puede parecer absurdo rezar y, sin embargo, nada hay más útil, nada hay más cualitativo. Es más importante ser que hacer. Relacionándonos con Cristo en la oración vamos siendo cristianos, vamos transformándonos en Aquel con el que nos relacionamos y entonces nuestro hacer tiene un sentido nuevo, auténtico. Las parroquias se han contagiado de esa vorágine de realizar proyectos, tareas, programas.... y por el contrario estamos descuidando lo principal; nuestra relación con el Señor. Un vegetariano que come carne no es vegetariano, un deportista que no hace deporte no es deportista, un cristiano que no busca relacionarse con Cristo no es cristiano. Sus buenas obras serán pura filantropía pero no brotarán de la caridad.
Reza siempre, cuando tu corazón se abrace en ardor y cuando no sientas sino tibieza y aridez. Reza siempre, aunque sólo sea repitiendo el nombre de Jesús. No dejes nunca de orar, no quedarás defraudado.

Sobre los demonios

27/10/08

Desgraciadamente en la actualidad son demasiados en la Iglesia los que niegan la existencia real de Satanás y de todo lo referente a los demonios. La existencia de Satanás, así como la existencia del Infierno es materia dogmática, por esta razón, es lamentable que la mayoría de obispos descuiden el ministerio de exorcisar. Sin embargo, me ha alegrado encontrar en un blog de un sacerdote joven y muy bien preparado un artículo sobre el poder de los demonios. Me ha parecido tan bueno que lo reproduzco íntegro a continuación:

"Un elemento fundamental para enfocar adecuadamente el tema de la existencia y del poder de los demonios es la afirmación básica de que estos seres son también criaturas de Dios. No podría ser de otro modo. Dios es el Creador de “todo lo visible y lo invisible”. En tanto que criaturas, los demonios son buenos, ya que todo lo que es, en tanto que es, es bueno. El concilio Lateranse IV, del año 1215, establece: “Creemos firmemente y confesamos con sincero corazón… que Dios es el único origen de todas las cosas, el Creador de lo visible y de lo invisible, de lo espiritual y de lo corpóreo… El diablo y los demás espíritus malignos fueron creados por Dios buenos por naturaleza, pero por sí mismos se hicieron malos”.
¿Cómo entender que un ser creado bueno se hace por sí mismo malo? La razón que explica esta mutación es que ninguna criatura espiritual está eximida de decidirse – ya que es inteligente y libre – a favor o en contra de Dios. Los demonios son ángeles que se han convertido, voluntariamente, en antagonistas de Dios y que pretenden que los hombres se revuelvan también contra Dios y contra Cristo.
Lo demoníaco está presente en el mundo. San Pablo, en la epístola a los Efesios, menciona al “Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes” (2,2). Su labor, la labor de este Príncipe, es tentar y pervertir; viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres y la fe. Pero no toda tentación ni toda perversión proviene de él; ya que en el hombre, herido por el pecado, puede surgir la tentación por sí misma. En cualquier caso, provocado directamente por él o por una naturaleza herida, el pecado es la baza de Satanás. Si uno quiere caer en manos del demonio lo tiene “fácil”: basta con pecar.
La posesión es otro modo de caer en manos del Enemigo. Se habla de “posesión” cuando Satanás se apodera del cuerpo de una persona. Aunque es muy difícil distinguir entre la posesión diabólica y los fenómenos patológicos (por ejemplo, las enfermedades mentales). Es extremadamente difícil comprobar de modo incontrovertible que nos hallamos ante una posesión. La prudencia exige, en casos que se presten a sospecha fundada, contar con el parecer de los expertos en medicina. Además de la posesión en sentido estricto, pueden darse otros fenómenos. El demonio puede producir, desde fuera, males, taras y perjuicios físicos.
El hombre, como los demonios, puede ponerse del lado del mal. Y esto sucede cuando la personalidad humana es degradada por el terror, la angustia, la propaganda y la sugestión. Personalmente, veo esa huella satánica en todo lo que rodea la llamada “cultura de la muerte”.
El “Catecismo” nos recuerda que “el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser un espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios” (395).

Guillermo Juan Morado.

Mirando a Cristo

26/10/08


El Papa, con la sensibilidad que caracteriza su ministerio Petrino, está considerando que para no ocasionar un nuevo caos litúrgico en corregir la orientación del sacerdote y el pueblo hacia Cristo (lo que supondría la remodelación de las Iglesias y ocasionaría confusión en muchos fieles) se coloque simplemente la Cruz en el centro del Altar. De esta forma tanto el sacerdote como el pueblo vuelven a mirar hacia Cristo, centro y fin de nuestra celebración.

Palabras textuales del Papa a este respecto:

“la idea de que el sacerdote y los fieles debían mirarse unos a otros durante la oración ha surgido por primera vez en la era moderna y es completamente extraña al cristianismo antiguo ya que el sacerdote y los fieles no rezan uno al otro sino dirigidos al Señor”.
“Mientras tanto, afortunadamente se afirma cada vez más la propuesta realizada al final del capítulo denunciado: no cambiar la disposición de las iglesias sino simplemente poner una cruz en medio del altar, a la que miran juntos el sacerdote y los fieles, para dejarse así conducir al Señor, al cual todos juntos oramos”.

Ojalá que los sacerdotes sean fieles colaboradores del sucesor de Pedro y liberándose de miedos y prejuicios infundados lleven a la práctica lo que se ha venido a llamar "la reforma de la reforma litúrgica".

Reflexionando

24/10/08

Aunque no soy teólogo sí he observado que en muchos lugares los ministros de la Iglesia han cambiado el discurso. Me refiero, concretamente, a la cuestión de la salvación. La Iglesia en este mundo se define como Iglesia Peregrina porque peregrina hacia una meta; la Iglesia Triunfante del Cielo que junto con la Iglesia Purgante conforman la totalidad de la Iglesia. Atendiendo a esto, la religión siempre nos ha animado y enseñado a merecer esa salvación, a ganárnosla y nos proporciona los medios para ello. Hoy día muchos en la Iglesia han desterrado todo el sentido trascendente de la vida y cuando hablan de salvación o cosas similares se están refiriendo a autorealizarse o a la superación de situaciones injustas en esta vida, lo que se ha pasado a llamar "promoción de la persona". Parece como si todo quedase contenido a este "lapsus" que es la vida terrena. Visto así todo queda desvirtuado incluso la propia pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Bastantes curas han pasado a ser una especie de asistentes sociales, sindicalistas, políticos... cualquier cosa menos ministros de la Iglesia. Ya recogemos los frutos de esa nefasta cosecha. La religión no es otra cosa sino el medio para religarnos a Dios, es decir, para volver a unirnos a Él. Si la religión deja ser eso entonces deja de ser religión y por lo tanto no es extraño que masivamente se abandone su práctica.

Los malos pastores

23/10/08

He leído recientemente unos textos de San Juan de Ávila que son asombrosamente actuales a pesar de haber sido escritos en el siglo XVI. En ellos este santo, patrón del clero secular, señala el daño gravísimo que se produce en la Iglesia cuando los pastores no pastorean como deben la porción del pueblo de Dios que se les encomienda.
''No nos maravillemos, pues, que tanta gente haya perdido la fe en nuestros tiempos, pues que, faltando diligentes pastores y legítimos ministros de Dios que apacentasen el pueblo con tal doctrina que fuese luz… y fuese mantenimiento de mucha substancia, y le fuese armas para pelear, y en fin, que lo fundase bien en la fe y encendiese con fuego de amor divinal, aun hasta poner la vida por la confesión de la fe y obediencia de la ley de Dios. ¿Cómo tantos errores y males pudieron entonces generalizarse entre los católicos sino a causa de falsos profetas, tolerados por pastores escasos de autoridad apostólica? ¿Cómo no se dio la alarma a su tiempo para prevenir tan grandes pérdidas?"

Saber rezar

Quizás la causa principal del descenso de vocaciones y del abandono de la práctica de la religión, sobre todo entre la gente joven, esté en no saber rezar. A este respecto Benedicto XVI pronunció unas palabras muy oportunas en su primer viaje a Estados Unidos como Papa.

"Seamos sinceros: la capacidad de suscitar vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa es un signo seguro de la salud de una Iglesia local… Dios sigue llamando a los jóvenes, pero nos corresponde a nosotros animar una respuesta generosa y libre a esa llamada… En el Evangelio, Jesús nos dice que se ha de orar para que el Señor de la mies envíe obreros...; pienso muchas veces que la oración —el unum necessarium— es el único aspecto de las vocaciones que resulta eficaz y que nosotros tendemos con frecuencia a olvidar o infravalorar.
No hablo solamente de la oración por las vocaciones. La oración misma es el medio principal por el que llegamos a conocer la voluntad de Dios para nuestra vida. En la medida en que enseñamos a los jóvenes a rezar, y a rezar bien, cooperamos a la llamada de Dios… Los jóvenes, si saben rezar, pueden tener confianza de saber qué hacer ante la llamada de Dios. Y con la oración, la transparencia del convencimiento."

Lecciones no verbales

9/10/08





Uno de los grandes problemas que tiene hoy la Iglesia Católica es la anarquía litúrgica llevada a la práctica por muchísimos de sus ministros. Se ha mal interpretado la reforma litúrgica propiciada en el último Concilio y como consecuencia se ha desvirtuado el sentido real de la celebración Eucarística. Muchos sacerdotes, movidos por buenas intenciones, piensan que pueden añadir, suprimir o modificar la liturgia. Estos cambios han propiciado que en muchos lugares el protagonismo lo tenga el sacerdote celebrante y no Cristo y por ende desciende la práctica religiosa. La Misa en muchas parroquias ha dejado de ser el bello y sagrado acto de culto a Dios que es para pasar a ser una simple reunión de amigos o cosas similares sin mayor trascendencia. El Papa, elocuentemente, nos está catequizando a este respecto. Hoy en la Misa con ocasión del 50º aniversario de la muerte de Pio XII, Benedicto XVI a dado un paso más, ha trasladado su Sede a un lado de la Basílica de San Pedro, también, además de otros aspectos como los ornamentos, podemos observar como todas las celebraciones están presididas por la Cruz en el centro del Altar subrayando por Quien y para Quien celebramos así como el carácter sacrificial de la Misa. El Papa está dejando claro que en la Iglesia no existe ruptura con la tradición sino una sabia continuidad y es en este sentido en el que se debe aplicar el Concilio. Ojalá que dejando los prejuicios a un lado, obispos, sacerdotes y laicos sigamos el ejemplo del Santo Padre.

¿Rezas el Rosario?

7/10/08

Veneramos bajo muchísimas advocaciones a María, madre de Dios y por su gran generosidad también madre nuestra. Concretamente hoy honramos a la Virgen llamándola Virgen del Rosario. Al hilo de esta hermosa advocación sería bueno recordar y revalorizar esa grandiosa devoción que es el rezo del Rosario. Esta oración es sencilla y a la vez muy profunda. Si nos fijamos el Rosario es la sucesión de pasajes bíblicos que componen las plegarias del Avemaría y el Padrenuestro, así como los distintos Misterios; aquellos hechos trascendentales en la vida de Cristo, la Virgen y la Iglesia. Rezar el Rosario viene a ser como leer el Evangelio e ir, poco a poco, asimilándolo, digiriéndolo, al mismo tiempo que damos gloria a Dios y rogamos por toda la Iglesia.

Redescubramos esta fuente de paz, de gracia.

San Bruno

6/10/08


"Para alabanza y gloria de Dios, Cristo, el Verbo del Padre, ha escogido desde siempre, por medio del Espíritu Santo, a hombres y mujeres para guiarlos a la soledad y unírselos en íntimo amor. Respondiendo a este llamamiento, en 1084, el maestro Bruno, con seis compañeros, entró en el desierto de la Cartuja y se estableció en él".

Hoy, 6 de octubre, celebramos la festividad de San Bruno, su nombre significa: "fuerte como una coraza o armadura metálica" (Brunne, en alemán es coraza).
Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.
Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.
Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo.
Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera dijo: "He sido juzgado". La segunda: "He sido hallado culpable". La tercera: "He sido condenado". Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todos.
San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.
San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.
Extraído de la web churforum