Él también es persona

21/10/07


Mucha gente tiene una concepción de Dios como si Este fuera una energía, un ente abstracto o algo similar. Cierto es que cuando nos hacemos una idea de quién es Dios podemos estar creándonos un ídolo, una imagen distorsionada y alejada de la verdad porque a Dios nuestra razón no lo puede abarcar totalmente. En mi opinión, lo que sí debemos tener claro es que Dios también es persona, no es algo, es Alguien que busca que lo conozcamos. Pensemos en los familiares o amigos que más queremos y analicemos cómo es nuestra relación con ellos, pues bien, nuestra relación con Dios debe tener similitudes como, por ejemplo, la confianza, la cercanía, el diálogo franco o la afectividad. Si tenemos presente lo anterior y que Dios nos ama con un amor sin medida no nos será difícil entrar en amistad con Él y llegar a amarlo sobre todas las cosas.

Día de las misiones

20/10/07


Los últimos posts que he colocado han versado sobre la importancia del encuentro con el Señor, del seguimiento y a amor a su Persona. Dicho esto, y dado que hoy es el domingo del DOMUND, me parece muy oportuno hablar de una de las consecuencias de ese encuentro; la transmisión de la fe, fe esta, que ha de ser cultivada desde la experiencia e intelectualmente.
La Iglesia es ante todo Iglesia misionera. Dios es Amor y el amor, contrariamente al egoísmo, siempre hace referencia a la entrega, al otro. Cristo envía a sus discípulos a predicar el Evangelio hasta los confines del mundo y todos aquellos que se han encontrado con el Señor sienten la necesidad de transmitir la experiencia de ese encuentro. Me viene a la memoria el encuentro de María Magdalena con el Señor resucitado, ella, desbordada por la alegría, difunde la Buena Noticia de inmediato o la conversión de vida de San Francisco Javier que lo dejó todo por llevar a Cristo a los lugares más remotos. No se trata de captar personas, tampoco es cuestión de convencer (aunque debemos saber dar razones de nuestra fe), ni es cuestión de marketing, ni de aumentar estadísticas ni mucho menos, se trata de vivir y compartir el profundo gozo de la fe en todo lugar y en toda circunstancia, respetando siempre la libertad del individuo, de hecho, un cristiano verdaderamente cristiano envageliza incluso cuando calla pues su vida es un Evangelio viviente. Al igual que una flor esparce su aroma de forma natural y espontánea el cristiano esparce el buen olor a Cristo allá donde se encuentre. Desgraciadamente, la mayoría de los "cristianos" no transmiten nada porque no han vivido nada respecto a la relación con el Señor, ni tan siquiera buscan esa relación. Son esa masa de personas que son cristianas porque la cultura que les rodea es tradicionalmente cristiana. Esa masa está por evangelizar.

Sería muy injusto por mi parte, en un día como el de hoy, no recordar a las miles de personas que dejan todo para ir a tierras de misión haciendo presente a Cristo en sitios donde nunca han oído hablar de Él. Acordémonos de todos ellos en nuestras oraciones y procuremos profundizar en la relación con el Señor para así poder transmitirlo.

Encontrarse con el Señor

19/10/07


“Es necesario que planteemos el tema del ‘encuentro personal’ con Cristo en la vida de los cristianos. Muchos, demasiados, no han vivido de ninguna forma este ‘encuentro personal’. Otros, quizás muchos, sienten que les han quitado el Señor o viven como si se lo hubieran quitado y no supiesen dónde encontrarlo. Su relación con el cristianismo es relación con doctrinas, normas, preceptos y ceremonias. Pero el alma de todas estas cosas, lo que les da sentido es el conocimiento, el amor y el seguimiento de Cristo. Espontáneamente se va la memoria a las hermosas conclusiones que Juan Pablo II nos invitó a sacar del Año Jubilar 2000: El encuentro con Cristo es la herencia del Gran Jubileo. Hay un rostro para contemplar, el suyo, y un camino para recorrer desde esa contemplación, para ser Testigos del Amor.
Es el resumen y el esquema de su Carta Novo Millennio Ineunte (2001)”.

Extraído de la Carta pastoral "La Fe se fortalece dándola" de Mons. Francisco Cases Andreu, Obispo de Canarias. Recomiendo su lectura íntegra se encuentra colgada en la web http://www.diocesisdecanarias.org/

Conocer y amar

14/10/07

Icono de la Santísima Trinidad

« Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino. Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir, una formulación sintética de la existencia cristiana: « Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él ».

Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En su Evangelio, Juan había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: « Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna » (cf. 3, 16). La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. En efecto, el israelita creyente reza cada día con las palabras del Libro del Deuteronomio que, como bien sabe, compendian el núcleo de su existencia: « Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas » (6, 4-5). Jesús, haciendo de ambos un único precepto, ha unido este mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo, contenido en el Libro del Levítico: « Amarás a tu prójimo como a ti mismo » (19, 18; cf. Mc 12, 29- 31). Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.
De la encíclica "Deus caritas est".

Conocer al Señor

10/10/07


SALMO 22

El Señor es mi pastor,nada me falta;
en verdes praderas me hace recostar

me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo
por el honor de su nombre

Aunque camine por cañadas oscuras
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí
enfrente a mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin términos.

He colocado este salmo tan hermoso para poder entender la siguiente historia y formularnos cada uno la pregunta ¿Conozco al Pastor?

"Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare. Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido sacerdote preguntó al actor si conocía el salmo 22. El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted’. El sacerdote se sintió incómodo, pero accedió. El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta: ‘El Señor es mi Pastor, nada me falta...’ Al final, los huéspedes aplaudieron vivamente. Llegó el turno al sacerdote, que se levantó y recitó las mismas palabras del salmo. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, solo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro. El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: ‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el salmo, pero este hombre conoce al Pastor”.

(Extraído del blog "soy cristiano")

La oración del Rosario

7/10/07

"El día 7, domingo próximo, celebraremos la fiesta de la Virgen del Rosario, y es como si, cada año, Nuestra Señora nos invitara a redescubrir la belleza de esta oración, tan sencilla y profunda. El amado Juan Pablo II fue gran apóstol del Rosario: le recordamos arrodillado con la corona entre las manos, inmerso en la contemplación de Cristo, como él mismo invitó a hacer con la Carta Apostólica «Rosarium Virginis Mariae». El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús, precedido por María. Desearía invitaros, queridos hermanos y hermanas, a rezar el Rosario durante este mes en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz del mundo. "
Palabras de Benedicto XVI el día 1 de Octubre.

Os animo a todos ha seguir la recomendación del Papa y reavivar así la costumbre de rezar una parte del rosario diariamente y a poder ser en familia. Para ello os coloco este enlace donde podéis rezar de forma interactiva el Rosario.