Velad

25/12/08



"El Hijo de Dios se hizo precisamente Hijo del hombre, para que nosotros pudiésemos llegar a ser hijos de Dios" (San León Magno)

Meditemos en este tiempo de Navidad sobre el misterio de Dios encarnado. Su encarnación y nacimiento fueron la primera etapa de nuestra redención. Contemplemos la humildad de Dios que se inclina hacia el hombre, que se abaja hasta nuestra frágil condición humana. Junto a esta idea para meditar tengamos presente la actitud vigilante que nos recordaba el Papa en este fragmento de la homilía de la Misa de Nochebuena,:

"El relato de la Natividad según San Lucas, que acabamos de escuchar en el pasaje evangélico, nos dice que Dios, en primer lugar, ha levantado un poco el velo que lo ocultaba ante personas de muy baja condición, ante personas que en la gran sociedad eran más bien despreciadas: ante los pastores que velaban sus rebaños en los campos de las cercanías de Belén.
Lucas nos dice que estas personas «velaban». Podemos sentirnos así atraídos de nuevo por un motivo central del mensaje de Jesús, en el que, repetidamente y con urgencia creciente hasta el Huerto de los Olivos, aparece la invitación a la vigilancia, a permanecer despiertos para percibir llegada de Dios y estar preparados para ella. Por tanto, también aquí la palabra significa quizás algo más que el simple estar materialmente despiertos durante la noche. Fueron realmente personas en alerta, en las que estaba vivo el sentido de Dios y de su cercanía. Personas que estaban a la espera de Dios y que no se resignaban a su aparente lejanía de su vida cotidiana. A un corazón vigilante se le puede dirigir el mensaje de la gran alegría: en esta noche os ha nacido el Salvador. Sólo el corazón vigilante es capaz de creer en el mensaje. Sólo el corazón vigilante puede infundir el ánimo de encaminarse para encontrar a Dios en las condiciones de un niño en el establo. Roguemos al Señor que nos ayude también a nosotros a convertirnos en personas" vigilantes."

Sin Mancha

7/12/08

María, plena de gracia, ruega por nosotros
Como decíamos en el post anterior, la Virgen tiene un protagonismo singular en este periodo de Adviento, pues es a través de Ella de quien nos ha venido Nuestro Señor. Mañana celebraremos a María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Inmaculada significa sin mácula, sin mancha. A las puertas del tiempo de Navidad consideramos y veneramos la santidad de María que fue preservada para traernos a Dios mismo hecho carne. Todos tenemos que tener en María el referente a seguir y procurar llevar una vida sin tacha, en definitiva, una vida Inmaculada. Ya que Jesús nos ha dado la gracia de tenerla a Ella también como madre nuestra, no nos cansemos de implorar su mediación y protección. No nos cansemos de rogar la gracia de la santidad.