Quizás la oración sea la mejor obra de Caridad que un cristiano pueda realizar. Cuando uno reza toma consciencia de que está en presencia de Dios y es precisamente ese estar y ese relacionarnos con Dios a lo que llamamos oración. Orar es el medio para conocer a Dios y de ese conocimiento depende nuestra felicidad. Cuando en la actualidad todo se mide desde la utilidad de nuestras acciones puede parecer absurdo rezar y, sin embargo, nada hay más útil, nada hay más cualitativo. Es más importante ser que hacer. Relacionándonos con Cristo en la oración vamos siendo cristianos, vamos transformándonos en Aquel con el que nos relacionamos y entonces nuestro hacer tiene un sentido nuevo, auténtico. Las parroquias se han contagiado de esa vorágine de realizar proyectos, tareas, programas.... y por el contrario estamos descuidando lo principal; nuestra relación con el Señor. Un vegetariano que come carne no es vegetariano, un deportista que no hace deporte no es deportista, un cristiano que no busca relacionarse con Cristo no es cristiano. Sus buenas obras serán pura filantropía pero no brotarán de la caridad.
Reza siempre, cuando tu corazón se abrace en ardor y cuando no sientas sino tibieza y aridez. Reza siempre, aunque sólo sea repitiendo el nombre de Jesús. No dejes nunca de orar, no quedarás defraudado.
2 comentarios:
Ojalá, amigo Ignacio, todo el mundo descubriera el poder de la oración y su importancia en la vida cristiana.
Estoy de acuerdo con el comentario anterior.La oración todo lo alcanza, nos decia la Santa de Ávila.
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