Una bella homilía

30/6/08

Escuché un domingo de Pascua una hermosa homilía que versaba sobre la "amnesia" espiritual. El pasaje evangélico que se leyó aquel domingo era la narración de la duda de Santo Tomás. Ciertamente nos pasa muy a menudo que vivimos muy intensamente las fiestas Pascuales u otros tiempos litúrgicos extraordinarios, como el de Navidad, pero enseguida caemos como en un letargo y somos invadidos por una especie de amnesia que nos impide vivir el resto del año recordando todo lo que el Señor ha hecho por nosotros. Se nos olvida frecuentemente que somos amados por Dios de una manera inimaginable, inefable, se nos olvida que hemos sido insertados en Cristo por el Bautismo, se nos olvida la gran dignidad que implica el ser cristiano. Los frutos de esos olvidos son una vida paganizada, una conducta repochable, una fe tan tibia que sólo es ingratitud ante la inmensidad del amor de Dios. Pongamos lo necesario de nuestra parte para vivir la cotidianidad de la vida inmersos en la gracia divina, recordando siempre, como dice el salmista, ¡qué bueno es el Señor!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor, no queremos vivir a medias!!
Que el Señor acabe con nuestra mediocridad

Anónimo dijo...

No cabe la menor duda amigo Ignacio. Los crisitanos no podenos vivir a medias, como dice mi amigo anónimo. Hemos de prender el fuego del amor de Cristo en tantas y tantas almas...Los tibios no valen, no sirven, es más, no nos interesan. O se vive para Cristo con radicalidad sirviendo al mundo y a nuestros hermanos o se vive solo para el mundo alimentando nuestros intereses, y así nos va...
Christus, heri, hodie et semper.Aleluya.