Laus Deo

10/8/07






Contemplando la belleza de las construcciones religiosas de otros siglos uno, por muy insensible que fuere, acaba conmoviéndose. Cómo aquellos hermanos en la fe, sin apenas medios, han sabido dar gloria a Dios de forma tan sublime. Cómo la vida cotidiana estaba transida de religiosidad, de sacralidad, de trascendencia.

Aprendamos de nuestros antepasados y hagamos todo, desde la oración a nuestro trabajo, desde la más profunda humildad y con la más alta excelencia de forma que todo resulte una alabanza constante a Dios.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me gusta.

Anónimo dijo...

A ver lo que se me ocurre, dejaremos al espíritu que sople, que sople fuerte.

Anónimo dijo...

Uno debe alabar a Dios en todo momento, constantemente y a través de todo nuestro tránsito por esta vida, y de todas las circunstancias por las que tengamos que atravesar, ya sean, momentos de amor, de dolor, de oscuridad, de rechazo, también de pobreza o de regalo.
Antes del descanso, pedir a Dios que nuestra alma siga Alabándole y Glorificándole.

Anónimo dijo...

Venimos a este mundo para aprender a Alabar y Glorificar a Dios constante y Eternamente.

Anónimo dijo...

¡Alabar y Glorificar a Dios! Es ver en todo su Santa Voluntad, dejarnos hacer por El tan pequeños que sólo sepamos balbucear¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Los Santos se mueren Alabando y Glorificando a Dios.
¿Por qué?
Por que han aprendido el único camino que conduce Dios!

Anónimo dijo...

Cuando en la Eucaristía recitamos o cantamos el Gloria a Dios, decimos:
Gloria a Dios en lo alto de Cielo.
“Te alabamos te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa Gloria”.
"Rey Celestial" etc.
¿Que estamos haciendo entonces?
Uniéndonos a todos los coros de Ángeles que le cantan a Dios en el Cielo y en el Tierra.
Pues si tomásemos cuenta del hecho tan maravilloso que es la comunión con todos los Ángeles y Santos para Glorificar y Alabar a Dios, viviríamos nuestra vida igual que en esa comunión de Alabanzas, todos juntos.

Anónimo dijo...

Cuando nació el Niño Jesús, todos los coros celestiales, cantaron el Gloría a Dios.
Cuando el Angel se le apareció a los pastorcillos para decirles que había nacido el Salvador del Mundo, también les enseñó a cantar el Gloría a Dios.

Anónimo dijo...

Que cada uno viva aprendiendo a ser una alabanza de gloria para Dios.