Dentro de unos días comenzaremos, un año más, el tiempo litúrgico de Cuaresma. Sería bueno que hiciésemos el esfuerzo de combatir el pesado lastre de la rutina que muchas veces arrastramos y descubriésemos lo genuino de este período, haciéndolo, así, verdaderamente fructífero. Si bien todo tiempo es bueno para cambiar estos cuarenta días son aún más propicios para convertirnos o, mejor dicho, para dejar que Dios nos convierta. Es un tiempo para revisar íntegramente nuestra vida, para mejorar nuestra relación con el prójimo, para intensificar nuestra relación con Dios y predisponer nuestro corazón a su acción liberadora. A ejemplo del pueblo judío, que durante cuarenta años anduvo por el desierto, nosotros peregrinaremos durante cuarenta días hacia la Pascua, con una actitud reflexiva, dejándonos sondear por el Espíritu Santo, abriendo nuestro corazón, con confianza absoluta, a la misericordia divina que iluminará la oscuridad de este peregrinaje, y , como metáfora de la propia existencia humana, nos conducirá un día a la Pascua definitiva del cielo.
Os deseo a todos una santa Cuaresma.
2 comentarios:
Hola hermano, es cierto lo que dices sobre el tiempo de cuaresma, es un tiempo de reflexión y conversión con Dios y nuestro prójimo. Celebramos con todo el amor y recordando el sufrimiento de María Santísima en la Pasión, Muerte y Resurreccíón de Nuestro Señor Jesucristo.
Te invito a que visite el blog de mi esposa Angélica, http://lasrutasdeangelica.blogspot.com que habla sobre la celebración de la Virgen de Candelaria, que se conmemora el día 02 de febrero.
Dios te bendiga
Bonito artículo.
Un paso que hacer: comprendernos como los chiquitos de Dios y ser muy confiados en El.
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